lunes, 4 de mayo de 2009

Obradovic, la presión y las máquinas.

Estaba convencido que el Panathinaikos y el CSKA llegaban a la final de la Euroliga. Pero según se acercaba la cita de Berlín creí que el Barça podía dar la campanada. Todo lo que veía me gustaba: Navarro hablando de lo mucho que había aprendido de su paso por la NBA, de lo humilde que era desde entonces, Xabi Pascual demostrando personalidad, en la eliminatoria contra el Baskonia, para dirigir un grupo muy potente, y un equipo que parecía mentalizado, esta vez sí, para las grandes ocasiones.


Luego, según se desarrollaba la semifinal contra el CSKA, yo pensaba “si el equipo de Messina se pone por delante, el Barça pierde”. Así ocurrió. Hasta el minuto 34 el equipo catalán primero dominó, y luego aguantó, pero Siskauskas y el buen hacer del equipo ruso hizo que el Barça se diluyera ante la presión, perdiera la ventaja y la cara al partido. En esa disolución se reflejaron en exceso las carencias de los culés: Lakovic nervioso ante la presión, Ilyasova inseguro, Fran Vázquez perdido, Navarro desesperado... Eso sí, Andersen demostró que está en este mundo para estos partidos, espectacular su juego, increíbles sus movimientos.

Al día siguiente, en el diario Público, leo que Grimau señaló tras el choque: “Teníamos más seguridad que nunca”, y Xabi Pascual apuntaba a “los detalles” como justificación de la derrota. No exactamente, pienso yo.


Hace un par de años en el Clinic Internacional que se organizó en Madrid, con motivo del campeonato Europeo de selecciones, Zeljo Obradovic señalaba que “hay que quitar presión a los jugadores, no son máquinas, no lo pueden hacer todo bien”, y explicaba cómo trabajaba los 'tiempos' de un partido,las rotaciones, y la comunicación con los jugadores para detectar sus puntos débiles. Pienso en lo dicho por Grimau, y creo que sólo él y David Andersen demostraron seguridad cuando era necesario, y discrepo de Pascual, no fueron sólo los detalles, sino el saber estar en los momentos que se decidía el partido.

Panathinaikos y CSKA de Moscú, dirigidos por dos genios del baloncesto, conocen como se juegan estos partidos. Donde lo que termina contando no son los 'detalles' sino las 'sensaciones'. Mi opinión era acertada. Si se ponen por delante te ganan seguro. Después de tantas Final Four decepcionantes para los equipos ACB creo que lo que falla es cómo gestionar la presión y las máquinas.



Obradovic
y Messina no tienen dudas. Estrategas de la lucha de zapa, incansables en la intensidad de los partidos calientes. Panathinaikos se llevó el pastel de Berlín, en una final de expertos gourmets.

2 comentarios:

Lukkas dijo...

Si tengo que elegir a algún jugador de Berlín me quedo con Jasikevicius, por encima de Spanoulis o Siskauskas. Él, como siempre, es el que marca las diferencias. Si el Barça lo hubiera recuperado tras su paso por la NBA ahora sería dominador indiscutible de Europa y la ACB. Saras, Andersen, Navarro, Ilyasova...

PD:¿Alguien puede convercenrme que un partido NBA tiene más emoción que el Olympiacos-Panathinaikos de semifinales?

Jacobo Rivero dijo...

Por lo visto el play off entre Boston Celtic y Chicago Bulls ha sido brutal.

Yo no he visto ni un partido, pero siete partidos y siete prórrogas, con canastanos en el último segundo...

Entre ver un buen partido FIBA y un buen partido NBA yo, en principio, me quedo con lo primero.

Pero para gustos ¡colores!