
¿Cómo valoras tu experiencia en la Federación Española de Baloncesto (FEB) y el baloncesto de formación?
Muy positiva, sobre todo con el trabajo que hice junto a Josep Bordás, que ya no está en la federación, y que ha sido un maestro. Yo en la FEB estoy en el apartado técnico y más especialmente en la detección de talentos. También en el seguimiento de los jugadores. Saber la evolución de estos chicos en los estudios, en la forma de ir por la vida. No queremos que sean peones que se convocan una vez, o más, para las selecciones. Lo que queremos es que ellos se sientan de este club, del 'club España', y que, cuando no les llamemos, hablar con ellos para decirles que estén tranquilos, que esto un proceso del que se va saliendo y entrando. Que son un grupo amplio de jugadores (unos 30) en cada categoría y que unas veces entran unos y otras otros. No nos gusta ni la palabra descarte ni la palabra convocado. Cada ocasión tiene su particularidad y se lo hacemos entender así.
En la detección de talentos, ¿cuáles son los parámetros con los que se trabaja?
Un poco todo. Somos generosos y cuando miramos jugadores pensamos más en el futuro que en el presente. Yo entiendo que en los clubes y en las selecciones autonómicas se mire más el presente, Incluso en la U16 si va al campeonato de Europa. Pero entre la U12 y la U16 no nos dejamos cegar por si un jugador ya es un jugón y tiene un físico privilegiado para su edad. Eso está muy bien en su momento, pero a esas edades tienen una capacidad de desarrollo impresionante. Hay que tener mucha paciencia, porque incluso algunos no saben todavía competir, y es mucho el trabajo por hacer, y hay que hacerlo bien. Lo más importante es meterles desde el principio la dinámica de grupo, de equipo, de códigos de conducta. Vienen a aprender, y lo interesante es que un chaval que llega a la U12 vaya conociendo lo que es estar en un equipo y la competición.
Prima entonces más la proyección que el inmediatismo...
Entre los 12 y los 16 años seguro que si. Luego ya se va a competir a campeonatos de Europa, y allí no se va regalar nada. Si hay un jugador que necesita más tiempo para su proyección pues puede esperar para estar en el grupo. Esté o no en la selección en un momento concreto, lo importante es que tengamos en cuenta el trabajo de ese jugador y su capacidad de seguir ligado al grupo y el trabajo de mejora.
En selecciones, ¿se estimula el descubrimiento del jugador por sí mismo de habilidades ligadas a la práctica del baloncesto?
Es diferente que en los clubes. Lo ideal sería el dotar a los jugadores de una serie de normas y principios. Muy ligados a la convivencia, al saber estar, y la forma de entender los movimientos del juego. Y que ese aprendizaje sea de ida y vuelta con los clubes y las selecciones. Nosotros sólo tenemos a los jugadores ocho o diez días al año. A nivel técnico-táctico aprovechamos lo que los chavales aprenden en los clubes. Dicho esto, lo que se trata es de dar la mayor libertad posible a los chicos para que hagan y saquen su baloncesto, y sus habilidades. No funcionamos con sistemas rígidos de cómo se juega, pero lo que sí se trata es en esos pocos días intentar crear una idea de juego en común. Libertad en comunidad, son libres pero tienen que saber jugar con sus compañeros.
En relación a la planificación de la pedagogía del grupo, y más tratándose de la selección, ¿cómo se trabaja éste aspecto?
Lo que nosotros tratamos es de formar buenas personas, si no eres un buen tipo no estarás en la selección española. Eso influye no sólo en tu forma de ser, porque no sirven los egoísmos cuando estas compartiendo unos días con compañeros y cuerpo técnico. También nos importan muchísimo los estudios. Hay jugadores que no han estado si no llevan bien su vida académica. Es fundamental, tienen que entender que lo más importante en sus vidas es el estudio. Luego está el juego y pasarlo bien con sus compañeros. Ocurre que normalmente los que son inteligentes en la cancha también lo son fuera de ella, y afortunadamente la mayoría de jugadores son brillantes en sus estudios. En algún caso hay que apretar un poco pero suelen responder bien.
¿Crees que en ese sentido se está haciendo un buen trabajo desde los clubes?
Yo creo que sí. Los clubes comparten está visión al 100%. Ellos tienen mayor capacidad de incidencia que nosotros, porque están con los jugadores todo el año. Para que un jugador esté con nosotros en verano la condición es que tenga todo aprobado. Este criterio no se cambia bajo ningún concepto y para ellos es un estímulo. Si alguno no ha ido es para motivarle.

¿Los éxitos de las selecciones de formación son una proyección del trabajo que estáis realizando?
Yo soy de los que piensan que las medallas están muy bien que se consigan, pero no es lo más importante. Son jugadores que de un partido, de una competición, o de un entrenamiento a otro, pueden cambiar mucho. La cadete masculina terminó en verano campeona de Europa después de quedar quinta en un torneo anterior. Hay que seguir trabajando y no se puede valorar en función de un éxito o un 'fracaso' puntual. Si se gana un campeonato probablemente es porque antes se ha aprendido de una derrota.
¿Cuáles son las prioridades del aprendizaje del baloncesto en formación a nivel individual?
Es complicado. Hay que enseñarles a crecer, como personas y como individuos que están en un grupo. No es fácil. Pretender que se compita desde el principio es muy complicado. Al final del camino van a llegar muy pocos jugadores. No todos los que nos gustaría. La duda es, ¿enseñamos a crecer a estos jugadores o crecemos todos? Eso tiene que ver con la filosofía de los clubes. No es lo mismo un equipo de barrio que uno que trabaja para que lleguen jugadores al primer equipo. Hay diversos tipos de baloncesto.
¿Ese proceso de 'crecer' se extiende al entorno más inmediato de los jugadores?
Vivimos en una sociedad en la que la cultura del éxito impregna todo. Al final si se consume baloncesto es porque la selección absoluta es campeona del Mundo, de Europa y finalista en los JJOO. Lo importante en formación es como se maneja la victoria y la derrota. Relativizar las dos posibilidades y saber vivir con naturalidad cada caso. La gran ventaja de los grandes ganadores es saberse levantar cuando las cosas no salen bien. Es cierto que el entorno del jugador es complicado en la forma de procesar todo esto. Si su hijo ha sido seleccionado, la expectativa es máxima. Hay que comunicar que lo importante es que el chico se lo pase bien y aprenda. Eso va a llegar si trabaja y se apoya en los compañeros. Porque es un juego colectivo. Se hace un trabajo también con las familias, se habla con ellos y se explica cuáles son las circunstancias del grupo. Todo es importante, pero si hay respeto es fácil que todo funcione bien. Con los jugadores, con el cuerpo técnico y con las familias.
PD: Aquí se puede ver el Capítulo 1 de la entrevista a Paco Torres.