domingo, 20 de mayo de 2012

El Ritmo de la Cancha

Hace ahora diez años, al regreso de un viaje curativo de dos meses por el sudeste asiático, un amigo me sugirió que abriera un blog para hablar de los lugares que visitaba, porque me decía que le gustaba la literatura de los mails que mandaba a mis amigos contado los recorridos geográficos y vitales de los lugares visitados.


Un tiempo después de aquello, y por circunstancias que no vienen al caso, me encontré en el Hotel Palestina de Bagdag con el mayor despliegue informativo que había visto hasta el momento. Eran los momentos inmediatamente anteriores a la guerra de Irak, y en el frenesí del hall del hotel atestado de corresponsales, la atmósfera estaba cargada de distintas impresiones. No todas muy gratificantes con el oficio de la comunicación.

Fue allí donde comencé a barruntar -más claramente- que había un espacio poco transitado en los relatos periodísticos, más allá de las noticias y la actualidad, el que se refería a las informaciones que se acercaran a las personas y su cotidiano. Y es que a la salida del Hotel Palestina, la capital iraquí era un bullicio de realidades desconocidas, pero no tan distintas a las que pudieran estar ocurriendo en ese mismo momento en cualquier otra ciudad del mundo.

Al hilo de ese proceso se fue constituyendo una idea: cómo trasmitir las distintas realidades complejas de la gente y cómo hacerlo sin que estuviera codificado por los códigos por los que muchas veces nos acercamos a la información. En ese sentido otra de mis pasiones, el baloncesto, se anunció como una posibilidad de hablar de las cosas que suceden en el mundo desde un prisma diferente al habitual. Al fin y al cabo, el deporte es un lenguaje universal que necesita pocas traducciones.

Así se fue gestando un proyecto que hace casi cuatro años se concretó en el Sputnik Basket Blog, un lugar desde el que atravesar el espacio que separa los géneros literarios y que trata a la vez de interactuar con los lectores hablando principalmente de baloncesto. Desde esa nave espacial, y con la libertad de expresión que permite una bitácora, fueron surgiendo otras oportunidades periodísticas profesionales, en las que a día de hoy estoy plenamente embarcado.

La idea del libro surgió en paralelo, y también por sugerencia de otro amigo. Un libro es una responsabilidad muy seria, así que el trabajo que ahora se materializa en El Ritmo de la Cancha, requirió de otros procedimientos distintos a los que había trabajado hasta entonces.


Algunas de las historias las busqué movido por la curiosidad intelectual: ¿qué había pasado con el baloncesto en las olimpiadas de Berlín 1936? o ¿por qué el Eurobasket de 1949 se celebró en El Cairo y lo ganó Egipto? En otras me encontré de frente con el relato, como ocurrió la primera vez que fui a Palestina o cuando estuve en Venezuela. En otras, fue a través del conocimiento personal de alguno de los protagonistas, cuando surgió la narrativa, como ocurre con las historias de Argentina, Vietnam o la ex-Yugoslavia.

Hay otro lugar importante desde el que esta construido este libro. Tiene que ver con mis propias pasiones más allá del deporte de la canasta: la literatura, el cine y la música. La primera se materializa en la selección de citas que acompaña a cada capítulo, todas ellas con un por qué muy personal, pero que el propio lector podrá descubrir y situar, obviamente, en sus propios parámetros de evaluación. En cuanto al cine y la música, el lector podrá encontrar a lo largo del texto pequeños guiños a dos disciplinas artísticas que, como la literatura, forman parte de los placeres de la vida y que afortunadamente, especialmente si son de calidad, poco entienden de fronteras y gobiernos.

Espero que disfruten del trayecto.


PD1: La ficha del libro en Clave Intelectual.

PD2: El libro estará a la venta en librerías a partir del lunes 28 de mayo.

PD3: El calendario por el momento es:

- Viernes 25 de mayo, 20h presentación en el Aula de Música del IES Ramiro de Maeztu, con la presencia de José Ajero, Raúl Barrera, Ángel Goñi y Lourdes Lucía.

- Domingo 27 de mayo, a partir de las 19h, firma de ejemplares en la caseta de UDL Libros en la Feria del Libro de Madrid.

- Jueves 7 de junio, a partir de las 11:30, presentación del libro y de Lavapiés Streetball Champs en FNAC Callao de Madrid, con la presencia de Antoni Daimiel, Lennon The Lawyer y Quequé.

- Viernes 8 de junio, a partir de las 18:30, firma de ejemplares en la caseta de Traficantes de Sueños, en Feria del Libro de Madrid.

- Jueves 14 de junio, a partir de las 20h presentación en librería Traficantes de Sueños, calle Embajadores 35, Madrid con la presencia de Ángel Goñi, Lourdes Lucía y Miguel Romero.

PD3: En breve más información de presentaciones y eventos relacionados con el libro.

lunes, 7 de mayo de 2012

El regreso de Antonio Magariños

El teléfono sonaba con insistencia, Don Antonio Magariños decidió descolgar. Hacía 50 años que nadie le llamaba, así que el repiqueteo constante del timbre anunciaba que se trataba de una cuestión de urgencia. Levantó el pesado auricular y escuchó un hilo de voz tembloroso. El mensaje fue claro:



“Don Antonio, disculpe que le llame, estamos tocando fondo, hemos perdido contra Fuenlabrada y todo apunta a que nos hundimos...”

La última vez que Antonio Magariños tuvo noticias del Estudiantes fue hace 20 años. Entonces había tenido un encuentro cósmico con Gavioto. El otrora líder de la Demencia se había apuntado a un viaje iniciático en el mundo de las drogas naturales. Una agencia de Madrid organizaba excursiones hasta el desierto mexicano para descubrir los placeres del peyote, así que Gavioto animado por cruzar fronteras invisibles, decidió embarcarse. Antes de que se iniciara el proceso, con el grupo seleccionado para el evento sentado en circulo, el Chamán tuvo que retirarse al servicio, “problemas de vejiga”. Entonces Gavioto descubrió que para su sorpresa, de los catorce intrépidos apuntados en una agencia del centro de Madrid, siete habían estudiado en el Ramiro de Maeztu. Todo un símbolo de las particularidades del patio de colegio.

Cuando por fin la mente cruzó el abismo que separa la realidad de la ficción -entre elefantes voladores, duendes y otras alucinaciones- Gavioto mantuvo una conversación con Don Antonio. De aquel encuentro el antiguo profesor de latín sacó pocas conclusiones, pero una tenía clara, el Estudiantes que él ideó no había cambiado sustancialmente tanto. Era 1992 y el Estudiantes vivía su propio viaje alucinógeno.

Ahora la situación parecía diferente, el aviso era de “hundimiento”, así que, desconcertado por la gravedad del término, necesitaba otros compañeros con los que tratar el asunto.

Don Antonio se movió por la habitación a oscuras buscando algún cómplice con el que compartir sus preocupaciones. Finalmente llegó hasta un lugar del infinito donde encontró a Manoli, Praxedes, Satur y Moneo. Les comentó la llamada que acababa de recibir y la preocupación que le generaba que aquello que inventó hace 64 años estuviera en fase terminal.

Lo cinco decidieron bajar a la realidad para, desde la invisibilidad, averiguar qué estaba ocurriendo en el Estu.

Cada uno de ellos se encargó de informarse sobre lo que mejor conocía. Manoli prestaría atención al patio del Ramiro; Praxedes rastrearía por la grada sin perder de vista -como siempre hizo- a los árbitros; Satur regresaría al Magata y Moneo se infiltraría en las oficinas. A Don Antonio lo que más le preocupaban eran los valores, así que intentaría colarse en todos los lugares, empezando por las aulas del colegio. Cada noche se juntarían en la antigua cantina de Geni, para de esta forma, en la soledad del abandono conocer las impresiones de cada uno. Acordaron que el regreso al más allá sería el 6 de mayo, tras el partido contra Murcia.

El Estudiantes tenía todavía por delante unos cuantos partidos y no era descartable que se pudiera remontar el vuelo. Pero cada reunión traía una mala noticia, no sólo por los resultados del primer equipo. Ante su sorpresa descubrieron que por distintos motivos el Club se había alejado progresivamente del Ramiro y, aunque se mantenían los vínculos formales, la valoración de ese patrimonio común era escasa por parte de las dos instituciones. Además, la información sobre la cantera les dejó desolados, no por las clasificaciones -que les daba igual- sino por la gestión de los métodos, las formas y actitudes antaño intolerables. Ni siquiera el repaso a las aulas les dejó en exceso satisfechos, toda vez que apenas entendieron el lenguaje de unos chavales codificados por la tiranía del mensaje de texto. Por si fuera poco el propio Magata estaba echo una birria.

Las satisfacciones se resumieron en un puñado de buenas noticias. Lo mejor para ellos fue el reencuentro desde el anonimato con alguna de la buena gente que habían conocido en vida y que todavía seguían en el Estudiantes y el Ramiro, también de ver a otros nuevos, que han asumido que forma y fondo son fundamentales. Pero esos viejos amigos y las buenas incorporaciones apenas sumaban una quincena de personas. Por supuesto también les ilusionó ver a un montón de chavales sudando cada tarde por meter un balón dentro de un aro, eso al menos seguía como siempre.

En ese estado de pesimismo y decepción, decidieron retornar al más allá después de ver en directo el partido contra Murcia. Ya que estaban allí, pensaron, no estaba de más quedarse a contemplar el magnicidio que barruntaban se iba a producir. Buscaron un lugar en la grada donde ponerse cómodos un par de horas antes y comenzaron a observar como se iba llenando el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Familias enteras, aficionados venidos desde Cádiz, Badalona o Bilbao, incluso El Yeti desde las montañas de Suiza. Gentes de todas las edades y condición, hasta llegar a más de 14.000 personas...


Manoli, Praxedes, Satur, Moneo y Don Antonio se empezaron a emocionar. 64 años después la familia había crecido de manera espectacular. Además, se encontraron con otros espíritus que no querían faltar a semejante cita. Desde Goyo, hasta Fernando Martín, Antonio Díaz Miguel o Mike Schlegel. No faltaba nadie. Cuando los colegiales pitaron el final, a pesar de las lágrimas de la mayoría del respetable, Don Antonio miró emocionado a sus acompañantes, nunca creyó que su idea tuviera la posibilidad de llenar a tanta gente. El resto de pasajeros del tiempo también estaban exultantes al ver el resultado de tanto esfuerzo por distintas generaciones de chavales.

Antes de retomar el vuelo oyeron risas en un bar cercano. Les sonaron familiares algunas de las voces que escucharon y decidieron asomarse. Allí estaban cantando y animando lo mejor de cada portal de la afición colegial, riéndose de las derrotas de la vida, porque como había colgado la Demencia en lo alto de su grada, para satisfacción de Don Antonio y asombro de Moneo, “ir con los que ganan es muy fácil”.

Antes de volver a acostarse y dormir de nuevo profundamente, marcó el teléfono de su interlocutor en la tierra para decirle:

“Concordia parvae res crescunt, discordia maximae dilabuntur”.

Miró la oscuridad de su confortable entorno y cerró los ojos con la ilusión de creer en la buena gente, la misma idea que le llevó 64 años antes a crear el Club Estudiantes en el Ramiro de Maeztu.

PD: "Mediante la concordia las cosas pequeñas crecen; mediante la desunión, las cosas más grandes se derrumban"