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lunes, 28 de febrero de 2011

Hermanos y Enemigos

El lunes por la mañana se presentó, en la Fundación Pedro Ferrándiz, Hermanos y Enemigos: Petrovic y Divac, un documental producido por la ESPN estadounidense que será estrenado por Canal+ el martes 1 de marzo a las 18:50 h.



Tras la proyección, Antoni Daimiel, Nikola Loncar, David Carnicero, y Pedro Ferrándiz, presidieron la mesa desde la que se contestó a las preguntas de un numeroso público, entre el que había una buena representación de periodistas y gentes del mundillo del baloncesto madrileño.

El documental narra la relación entre el pivot serbio Vlade Divac y el alero croata Drazen Petrovic. Los momentos compartidos con una de las mejores selecciones yugoslavas de todos los tiempos -la que ganó el Mundial de Argentina en 1990-, su marcha en paralelo a la NBA, su amistad, y su posterior ruptura tras el inicio de la guerra y desintegración de Yugoslavia.

Drazen Petrovic fue un ídolo en el baloncesto europeo de los años '80. Comparable, por su impacto a este lado del atlántico, a Michael Jordan.

Los duelos entre la Cibona de Zagreb, que entrenaba Mirko Novosel, y el Real Madrid de aquella época, proyectaban a un jugador fuera de serie, con una personalidad hasta el momento poco vista en una cancha de baloncesto. Aunque lo cierto es que la dupla provocativa, que formó con su hermano Alexander en la Cibona, tenía como origen otros dos jugadores yugoslavos que habían practicado ese tipo de sinergias en una cancha en la década anterior: Zoran Slavnic y Dragan Kicanovic.

David Carnicero comentaba su fascinación por Petrovic, y ese tipo de juego que mezclaba desafío, chulería, ambición y calidad; Antoni Daimiel contaba el impacto que le produjo ver una tangana yugoslava en un partido amistoso jugado en Valladolid cuando él apenas era un joven aficionado, y como aquella Cibona reflejaba una forma de entender el deporte donde no cabía otra concepción que no fuera la victoria y la competitividad hasta el final; y Nicola Loncar señalaba el impacto de Divac y Petrovic en una sociedad donde el baloncesto es casi una religión.

El documental y el debate reflejaban una parte de las miserias que se sucedieron alrededor de las guerras yugoslavas. Los hasta un día compañeros de selección pasaron a formar parte de nuevas naciones desangradas en conflictos hasta el extremo crueles. Divac y Petrovic, que triunfaron en la NBA como pocos europeos lo han conseguido, rompieron su relación por las divisiones que provocó la guerra. La muerte de Petrovic el 7 de junio de 1993, con tan sólo 28 años, en un accidente de coche, impidió una posible reconciliación.


Petrovic fue un genio. Inigualable hasta el día de hoy por ningún otro jugador europeo en su posición. Su capacidad anotadora, su estilo de juego, sus fintas y rectificados, su trabajo diario (se decía que tiraba a diario al menos 1000 veces a canasta), su explosividad...

Cibona de Zagreb, Real Madrid, Portland Trail Blazers, y New Jersey Nets son los equipos que disfrutaron, en mayor o menor medida, de su arte. En Europa logró todos los títulos de clubes posibles, con la selección de Yugoslavia conquistó un Eurobasket y un Mundial, y con Croacia fue plata en la olimpiada de 1992, jugando la final contra el Dream Team. Tras su muerte New Jersey retiró el número 3 en su honor, y Drazen fue incluido en el Basketball Hall of Fame el año 2002.

Como se comentó en la charla, los killers no suelen ser unos tipos simpáticos en una cancha (no lo fue Michael Jordan). Me gustan los jugadores con sangre caliente, la intensidad en el juego, y la tensión competitiva. Pero, al contrario que a Carnicero, me queda la duda de si el Petrovic que escupió al oído de Fernando Martín, o el que provocó la peor versión de Epi en un partido de basket, es el tipo de jugador que eligiría como referencia, más allá de la admiración que sigo teniendo por su juego. Más bien al contrario.

Puestos a elegir, y por seguir por aquellas tierras, y algunos lugares comunes de sus carreras deportivas, me quedo con un gentelmen como Mirza Delibasic. Desgraciadamente el único gran jugador yugoslavo que tomó partido de forma pública contra la violencia y la guerra entre los que fueron un día hermanos.

En cualquier caso un documento muy interesante para conocer la historia reciente del baloncesto, de nuestra propia historia, y de dos jugadores muy especiales que marcaron una época.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Yo soy de Oberto...

"En el partido con Milwaukee del martes pasado me vinieron unos mareos y me puse nervioso, me preocupé mucho. Y desde entonces estuve masticando la idea, lo hablé con mi familia y llegué a una decisión que es absolutamente mía. Así se lo comuniqué al equipo", comentó Oberto a la cadena de televisión ESPN, y añadió "lamento un montón no poder seguir jugando con estos chicos. Lo estaba pasando muy bien, el equipo empezaba a funcionar, en pocos días había hecho amistad con Aldridge, Oden, Rudy Fernández. Creo que teníamos un equipazo, para llegar lejos. Me sentía muy cómodo, parecía que llevaba jugando varios años con ellos".



Oberto comenzó a sufrir problemas cardíacos hace tres años cuando jugaba con los San Antonio Spurs. El 5 de junio de 2009 fue sometido a una operación de corazón en Austin, Texas. "Esa fecha la recuerdo como si fuese mi cumpleaños", ha dicho posteriormente en varias entrevistas. Ahora Oberto deja el basket después de muchos años en la brecha. En su primera temporada en los Spurs tuvo la suerte de compartir vestuario con el escolta Brent Barry, y a partir de ahí encontrar un nuevo aliado con el que compartir su pasión por Pearl Jam. La música ha sido otro de los grandes referentes de Fabricio, cuando estuvo en el Valencia, junto con Federico Kammerichs, montó una banda llamada De Pitis, y nunca ha ocultado sus preferencias por bandas como Nirvana, Foo Fighters, U2 y Metallica.



Empezó en el Atenas de Córdoba de Argentina; llegó a Europa de manos del Olympiacos; luego jugó en la ACB con Baskonia y Valencia Basket; y en la NBA ha defendido la camiseta de Spurs, Wizzards, y por unos pocos partidos Portland Trail Blazers. Con Argentina, participó en la selección de su país que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, la de bronce en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y obtuvo la plata en el Campeonato Mundial de la 2002.

El comunicado de su despedida señalaba, “de esta decisión no hay retorno. Yo amo el baloncesto pero hay cosas más importantes”. Toda la suerte para un jugador que fue un ejemplo dentro y fuera de la cancha.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Fernando Martín

Hoy hace 20 años murió Fernando Martín. Muchos medios dedican espacio a recordar la figura de este pivot madrileño que revolucionó el baloncesto de este país. Un pionero en la NBA, en una de las etapas de mayor esplendor de nuestro baloncesto. La época en la que miles de aficionados se acercaron a este deporte, en buena parte por el éxito que supuso la medalla de plata de Los Ángeles 1984.

Fernando Martín en el Magariños, jugando contra el Madrid. Foto: Club Estudiantes

Fernando fue canterano del Estudiantes,donde se incorporó en categoría juvenil en 1978. En la web del club se recuerda su recorrido:

Antes había destacado en balonmano y natación en su colegio, el San José, del que se lo trajo al Ramiro el gerente colegial Fernando Bernal por recomendación de Mariano Bartivas.
Comenzó en el juvenil colegial, a las órdenes de Pablo Casado, que se proclamó campeón de España. Pero Fernando era un ciclón y enseguida Codina le dio la alternativa en el primer equipo.
En él se convirtió en un jugador decisivo, dentro de un quinteto que todo aficionado colegial se sabe recitar de carrerilla (Vicente Gil, López Rodríguez “el Sapo”, García Coll, Slab Jones y el propio Fernando) y fundamental para la consecución de uno de los hitos de la historia de Estudiantes: el subcampeonato de liga de 1980-81.
Pese a ser ya, con sólo 19 años, una estrella de la Liga Nacional, no dejó de jugar con las categorías inferiores: fue subcampeón de España junior en 1980 a las órdenes de Mariano Parra, y terceros en 1981 dirigidos por Antonio Gómez Carra. Su último año con la camiseta colegial. Cuentan sus compañeros de vestuario en el junior que ya era un clamor que Fernando se marcharía.


El periodista Ramon Trecet, otro mito del baloncesto de aquellos años, hace un buen repaso a la trayectoría de Martín, a su carrera y su historia, en su blog. Lo recomiendo por la cercanía del autor al jugador, y porque está por encima de los clásicos homenajes. Habla de una personalidad especial, y las dificultades que supuso el irse a jugar a Portland.

Yo le conocí como aficionado cuando ya jugaba en el Real Madrid. Como todos aquellos que se pasan del Estu al Madrid, Fernando era un enemigo directo de los cánticos de la Demencia y del público colegial. Tengo varias imágenes de aquellos derbys. Martín era un jugador de una intensidad impresionate, y muy protestón con los árbitros lo cuál encendía a la grada. La Demencia gritaba “Ana Obregón menudo pendón” y Fernando miraba con cara de odio absoluto a los dementes. Un jugador caliente, que añadía un plus de emoción a los partidos. En aquellos encuentros, antes de que Drazen Petrovic fichará por el Madrid y cuando la Cibona de Zagreb era la bestia negra del equipo merengue, también se cantaba “Si, si, si, me mola Petrovic”. Otro de los referentes geniales de aquel tiempo de basket. Tengo una mezcla de recuerdos de aquellos partidos. Primero en el Magata y luego en el Palacio de los Deportes.

Por encima de aquellos derbys (en los que podía pasar de todo), y tras su regreso de la NBA, ver sus enfrentamientos con Audie Norris y el Barça era un auténtico lujo. Petrovic ya estaba en el equipo blanco y acaparaba el protagonismo. Sin embargo Fernando seguí ahí, luchando y breando en el poste bajo. Sin ser un genio técnicamente, desarrollaba un juego de espaldas a canasta espectacular. Y Norris era su mejor pareja de baile.

Fernando Martín en Portland

Es cierto que su muerte fue un impacto para todo el mundo. No lo digo por seguir la corriente. Yo entonces era un adolescente y me impresionó. Si no recuerdo mal en el siguiente derby, tras su muerte, la Demencia entregó una placa o unas flores a la familia, y el ambiente de aquel partido fue muy especial. Para el mundo del baloncesto fue un shock.

He tenido suerte de conocer a alguna gente del club que coincidió con él en Estudiantes. Me ha sorprendido positivamente algunas de las cosas que me han contado, de su forma de ser, de qué pensaba de la vida, de una personalidad especial. La relación de Fernando con Estudiantes no terminó el día que se fue al Madrid, aunque muchos lo entendimos así.

La historia de Fernando Martín es, también, la de un canterano del Estudiantes, que con un carácter y unas condiciones físicas impresionantes llegó a la NBA. Algo que parecía entonces imposible.

PD: Hablando de canteranos del Estu, Juanchic, jugador de mi equipo, ha abierto un blog para “ir poniendo las estadisticas de cada uno. También voy a poner algunas de las noticias del equipo”. Una gran iniciativa. Vaya desde aquí mi felicitación. Los tiempos han cambiado, pero el baloncesto sigue.

miércoles, 1 de julio de 2009

Dinastía Deadheads

No ha pasado desapercibido para muchos aficionados al baloncesto. Luke Walton reciente ganador del anillo de campeón de la NBA con Los Angeles Lakers no es un jugador cualquiera. Luke, es hijo del mítico Bill Walton, conocido como The Big Red Head, por sus 2,11 metros de altura y el color rojizo de su pelo, uno de los jugadores cuya trayectoria personal y deportiva dio mucho que hablar en su momento. Luke es heredero de una peculiar dinastía.

Hijo y padre

Bill tuvo una impresionante carrera en su etapa de universitario, entre 1972 y 1974, jugó en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), con la que ganaría los títulos del '72 y el '73, y donde él mismo sería elegido como mejor jugador ambas temporadas de la NCAA.

En esa época Walton apareció en la escena mediática estadounidense como un jugador larguirucho que exhibía una increible intensidad en la cancha, y una actitud antisistema fuera de ella. Mientras estaba en la universidad de UCLA fue arrestado durante una manifestación contra la guerra de Vietnam, criticó públicamente a Richard Nixon y al FBI, y se dice que tonteó con la idea de dejar el baloncesto para dedicarse a la vida espiritual. El joven Walton era vegetariano, usaba camisas de franela, cintas multicolores en la cabeza y llevaba su ropa deportiva en una bolsa de malla. Tras su detención Walton declaró: "Vuestra generación ha jodido el mundo. Mi generación está intentando arreglarlo(...). El dinero no significa nada para mí. No puede comprar la felicidad y lo único que quiero es ser feliz".


Bill Walton representaba una anomalía, en un deporte en que pocos jugadores blancos habían destacado de una manera tan comprometida, dentro y fuera de la cancha. En 1974 fue elegido por los Portland Trail Blazers en la primera posición del draft, era el principio de una carrera profesional que estaría lastrada por numerosas lesiones. Sin embargo, en la temporada 77-78 lograría el anillo de campeón, primero ganando a los Lakers de Kareem Abdul-Jabbar, en la final de conferencia oeste, y luego ganando en la final a los Sixers de Julius Erving, a los que remontaría un 2-0 en contra en el play off final. Jack Ramsay, entrenador entonces de Walton en Portland, declaró: “Bill Russell era un gran taponador. Wilt Chamberlain era un enorme jugador ofensivo. Pero Walton puede hacerlo todo”. Bill sería elegido MVP de aquellas finales.

Walton con la camiseta de los Blazers

A principios de los '80 el estado físico de Walton se resintió, pero tras varias operaciones se incorporó a San Diego Clippers, luego Los Angeles, para terminar, tras varias temporadas, en los Celtics de Boston en la temporada 85-86. Red Auerbach mandó a los Clippers a Cedric Maxwell, acompañado de una primera ronda de draft, para hacerse con los servicios del pelirrojo. Walton entraba en las rotaciones para dar descanso a los ya geniales Robert Parish y Kevin McHale.

Como Celtic, Walton vivió una nueva etapa dorada, dispuso de muchos minutos y en el '86 logró hacerse nuevamente con el anillo de campeón. Kevin McHale declararía "Observas a un tipo viejo, tan viejo como él, con el cuerpo completamente machacado por el deporte, actuando como un adolescente. Es gracioso y estimulante a la vez. Cada partido era un reto y no dejaba que ninguno de nosotros lo olvidáramos".

Bill Walton, con la camiseta de Boston, contra los Knicks

Bill Walton es un reconocido seguidor de Grateful Dead, banda estandarte del movimiento hippie y la vida en comunidad, pero también de grupos como Allman Brothers Band, Neil Young, o Bob Dylan. Ha asistido a lo largo de su vida a más de 650 conciertos de la banda que liderará el mítico Jerry García, e incluso en una gira por Egipto fue invitado a tocar la batería en uno de los conciertos.Un gusto por la buena música que parece que ha heredado su hijo Luke, que en los últimos play off logró unas estadisticas de 3,8 ptos, 2,5 rebotes, 2,1 asistencias en 15,8 minutos de media, siendo compañero de Gasol, y que luce en el brazo derecho un tatuaje, the dancing skeletons, tributo a la mítica banda californiana.



Bill Walton fue nombrado miembro del Hall of Fame en 1993, seleccionado como uno de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA en 1997, y es comentarista de baloncesto para la televisión.

En el año 2001 fue incluido oficialmente en el Salón de Honor de los Grateful Dead.