El lunes por la mañana se presentó, en la Fundación Pedro Ferrándiz, Hermanos y Enemigos: Petrovic y Divac, un documental producido por la ESPN estadounidense que será estrenado por Canal+ el martes 1 de marzo a las 18:50 h.
Tras la proyección, Antoni Daimiel, Nikola Loncar, David Carnicero, y Pedro Ferrándiz, presidieron la mesa desde la que se contestó a las preguntas de un numeroso público, entre el que había una buena representación de periodistas y gentes del mundillo del baloncesto madrileño.
El documental narra la relación entre el pivot serbio Vlade Divac y el alero croata Drazen Petrovic. Los momentos compartidos con una de las mejores selecciones yugoslavas de todos los tiempos -la que ganó el Mundial de Argentina en 1990-, su marcha en paralelo a la NBA, su amistad, y su posterior ruptura tras el inicio de la guerra y desintegración de Yugoslavia.
Drazen Petrovic fue un ídolo en el baloncesto europeo de los años '80. Comparable, por su impacto a este lado del atlántico, a Michael Jordan.
Los duelos entre la Cibona de Zagreb, que entrenaba Mirko Novosel, y el Real Madrid de aquella época, proyectaban a un jugador fuera de serie, con una personalidad hasta el momento poco vista en una cancha de baloncesto. Aunque lo cierto es que la dupla provocativa, que formó con su hermano Alexander en la Cibona, tenía como origen otros dos jugadores yugoslavos que habían practicado ese tipo de sinergias en una cancha en la década anterior: Zoran Slavnic y Dragan Kicanovic.
David Carnicero comentaba su fascinación por Petrovic, y ese tipo de juego que mezclaba desafío, chulería, ambición y calidad; Antoni Daimiel contaba el impacto que le produjo ver una tangana yugoslava en un partido amistoso jugado en Valladolid cuando él apenas era un joven aficionado, y como aquella Cibona reflejaba una forma de entender el deporte donde no cabía otra concepción que no fuera la victoria y la competitividad hasta el final; y Nicola Loncar señalaba el impacto de Divac y Petrovic en una sociedad donde el baloncesto es casi una religión.
El documental y el debate reflejaban una parte de las miserias que se sucedieron alrededor de las guerras yugoslavas. Los hasta un día compañeros de selección pasaron a formar parte de nuevas naciones desangradas en conflictos hasta el extremo crueles. Divac y Petrovic, que triunfaron en la NBA como pocos europeos lo han conseguido, rompieron su relación por las divisiones que provocó la guerra. La muerte de Petrovic el 7 de junio de 1993, con tan sólo 28 años, en un accidente de coche, impidió una posible reconciliación.
Petrovic fue un genio. Inigualable hasta el día de hoy por ningún otro jugador europeo en su posición. Su capacidad anotadora, su estilo de juego, sus fintas y rectificados, su trabajo diario (se decía que tiraba a diario al menos 1000 veces a canasta), su explosividad...
Cibona de Zagreb, Real Madrid, Portland Trail Blazers, y New Jersey Nets son los equipos que disfrutaron, en mayor o menor medida, de su arte. En Europa logró todos los títulos de clubes posibles, con la selección de Yugoslavia conquistó un Eurobasket y un Mundial, y con Croacia fue plata en la olimpiada de 1992, jugando la final contra el Dream Team. Tras su muerte New Jersey retiró el número 3 en su honor, y Drazen fue incluido en el Basketball Hall of Fame el año 2002.
Como se comentó en la charla, los killers no suelen ser unos tipos simpáticos en una cancha (no lo fue Michael Jordan). Me gustan los jugadores con sangre caliente, la intensidad en el juego, y la tensión competitiva. Pero, al contrario que a Carnicero, me queda la duda de si el Petrovic que escupió al oído de Fernando Martín, o el que provocó la peor versión de Epi en un partido de basket, es el tipo de jugador que eligiría como referencia, más allá de la admiración que sigo teniendo por su juego. Más bien al contrario.
Puestos a elegir, y por seguir por aquellas tierras, y algunos lugares comunes de sus carreras deportivas, me quedo con un gentelmen como Mirza Delibasic. Desgraciadamente el único gran jugador yugoslavo que tomó partido de forma pública contra la violencia y la guerra entre los que fueron un día hermanos.
En cualquier caso un documento muy interesante para conocer la historia reciente del baloncesto, de nuestra propia historia, y de dos jugadores muy especiales que marcaron una época.
6 comentarios:
Otra gran historia en torno al baloncesto.
Petrovic dentro de la pista era temible, si eras adversario lo odiabas a muerte, si eras fan lo amabas, pocas personas son capaces de llegar a esos niveles de amor-odio, un de los dioses del Olimpo del baloncesto. ¿Sus metodos? quizas no sean un ejemplo ... pero su tenacidad, entrega y querer vencer, no tienen discusión.
Me parace que no le gustaba perder, ni a los chinos.
Petrovic es ese tipo de jugador que odias y admiras a la vez. YO, de crio, puede que fuera un poco del Madrid porque me regalaron una pelota Mikasa y una camiseta blanca que yo pensé era la de Corbalán. Quizá, por eso, Drazen me caía como una patada en los mismísimos con su chulería y su perreria. Luego se me pasó el catarro madridista y me jodía que no jugara en los Blazers y luego pude verlo jugar en el preolímpico con Croacia y aluciné con su presencia en pista. Jugaba a tope. Su muerte, como la de MArtín, la tuve que leer un par de veces para creerla. Vaya putada!!!
Saludos, bro!!!
Me acaban de decir que todas las críticas positivas que se ha llevado se las merece. Tengo ganas de verlo por la red.
Un saludo.
El documental es posible verlo en youtube (Once brothers) en inglés.
Un saludo, y gracias por los comentarios.
Lo tengo grabado en casa y cuando vuelva lo podré ver.
No vi jugar casi nada a Petrovic en directo, más bien posteriormente. Era un jugar que hubiera estado al nivel de gente como Jordan si la NBA de finales de los 80 hubiera sido igual de aperturista que lo fue desde el 2000.
Como cuando publicaste el post sobre tu viaje a Sarajevo, el tema de Bosnia me parece muy difícil y creo que ninguno podemos ponernos en esa situación. Como se suele decir, el siglo XX empezó y terminó en los Balcanes, y poner remedio a esto propició medidas que llevaron en menor medida a la Segunda Guerra Mundial. Si no lo entendemos en España, no me imagino cómo lo vivirán los estadounidenses...
Saludos!
Era imposible que Petrovic se reconciliara con Divac, Divac era un nacionalista serbio, un filofascista lacayo de Milosevic y Petrovic era un buen hombre que sabia del odio serbio y que no podía pasar por cobarde y traidor
Boban en 1990 y los jugadores de fútbol del Dinamo de Zagreb repelieron la agresión de los ultra nazis del Estrella Roja de Belgrado y voló para patear un policía serbio, ante la agresión que sufrían los aficionados croatas.
Boban es un héroe y Croacia la patria de Petrovic, afirmar que se iba a reconciliar con Divac es insultar muy gravemente la memoria de Petrovic y a su familia
Acaban de destituir a Pepu, creo que se debería hacer una auditoria a las últimas directivas estudiantiles.
Saludos a todos
y gracias Jacobo por el acceso libre a tu blog
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