jueves, 24 de febrero de 2011

Mangistu Deng y la cancha Nimra Tilatá

Mientras Nueva York vive en medio de una sensación de histeria generalizada por la llegada de Carmelo Anthony, a muchos kilómetros, en el noroeste de África, Mangistu Deng sueña con que llegue su momento. Deng tiene 16 años, y es el campeón del último Slam Dunk celebrado en la ciudad de Juba (capital de Sudán del Sur).

Foto: Shannon Jensenn (The New York Times)

El próximo mes de Julio, Sudán del Sur será oficialmente la 54ª nación africana. Dejará de ser el país más grande del continente (en favor de Argelia); y acatará la decisión elegida en el referéndum celebrado el pasado 9 de enero, en el que el 98% de la población decidió separarse de sus vecinos del norte. En Sudán el 90% de sus nueve millones de habitantes vive con menos de un dólar al día, el 85% de la población es analfabeta, y el 33% sufre hambre crónica, según cifras de Naciones Unidas.

El pasado 19 de febrero el periodista Josh Kron publicaba en The New York Times un reportaje sobre Mangistu Deng, el Slam Dunk de Juba, y el baloncesto en Sudán del Sur. Lo acompaña un espectacular reportaje fotográfico de Shannon Jensenn.

Foto: Shannon Jensenn (TNYT)

La coincidencia con el All Star Weekend de Los Ángeles no era casual. Por algo uno de los lemas del centenario periódico neoyorquino ha sido siempre aquello de All The News That's Fit To Print (algo así como "todas las noticias que entran en la página"). Informar de lo que esta pasando, aunque muchos no lo estén viendo, por encima de los grandes focos.

Mangistu Deng ganó el Slam Dunk saltando por encima de un amigo que permanecía tieso, de espaldas a él. Quizá ambos pensaban que detrás de ese salto había una energía que superaba años de guerra, miseria, y situaciones difíciles. Sus compañeros Makur Puou, Hakim Nyang, o el Coach Bil Duany, que ha montado allí una pequeña escuela de basket, le observaban satisfechos.

Foto:Shannon Jensenn (TNYT)

"Hace dos años, Mangistu Deng era un adolescente cualquiera del tercer mundo, atrapado en las circunstancias miserables de siempre: la pobreza sin igual, la violencia, la inestabilidad. Ahora ha encontrado una salida”, señala Kron en su artículo, para añadir, “cada día, Deng se escapa del caos diario de la capital del sur, Juba, al santuario que ha cultivado: Nimra Tilatá, la cancha de baloncesto sagrado, cerca del río Nilo”.

Sudán del Sur podría pasar a ser un referente dentro de la búsqueda de talentos de baloncesto. Las tribus Dinka y Nuer están consideradas entre las personas más altas del mundo, y -por encima de los estereotipos de películas como The air up there (en español traducida como Una tribu en la cancha, protagonizada por Kevin Bacon)- la NBA y otras ligas están empezando a fijarse en el potencial de futuros jugadores.

El mayor icono del baloncesto de Sudán fue Manute Bol. Sus 2,32 metros de altura, y su extrema delgadez no pasaron desapercibidos para nadie cuando aterrizó en la NBA en 1985. Poco antes su primo, que estudió en EEUU, había advertido que un familiar suyo tenía una altura desorbitada. Manute, que falleció hace un año, utilizó su dinero para ayudar a financiar el movimiento de liberación del sur de Sudán, pero terminó sus días en Virginia, casi olvidado por los suyos, y sin poder disfrutar de la nueva situación de su país.

Foto: Shannon Jensenn (TNYT)

La cancha de Nimra Tilatá es punto de encuentro para unos chicos que quieren pensar en la guerra como algo del pasado, y que miran el futuro con ganas de disfrutar de la vida. "Yo nací en la guerra", cuenta Deng al periodista del NYTimes, "así que pensé, cuando crezca voy a ser un soldado. Pero luego llegó el baloncesto. Dios me dio este talento. No fue mi elección. Y yo realmente lo aprecio”.

Mangistu Deng irá a una escuela en Mooseheart (Illinois), donde ha conseguido ser becado, y tiene unas ganas tremendas de comerse el mundo."Estoy esperando. En cualquier momento. En cualquier minuto. A cualquier hora. Estoy listo. "

9 comentarios:

Alejandro Díaz Triguero dijo...

Joder, está genial la historia. En una asignatura de clase nos tocaba hacer trabajos en grupo para hablar sobre historia, economía, deporte, cultura, etc. sobre 5 países del Mundo: Rep. Dem. Congo, Kenia, Pakistán, Somalia y Sudán. Por sufragio universal mi grupo decidió hacerlo de Pakistán y yo me quedé como el único que defendía hacerlo de Sudán, tal vez por la herencia de Manute y del otro Deng, Luol.

Después de leer esta historia más ganas me entran todavía de haberlo hecho sobre Sudán, con todo lo que tiene que contar este país.

Me ha encantado el post, en serio. Muy fan de Sudán del Sur.

Jacobo Rivero dijo...

@Almanzor: El artículo del New York Times es muy bueno. Ahí cuenta como Luol Deng es la auténtica referencia de estos chavales, y como el bueno de Manute parece bastante olvidado. Sudán tiene una historia fascinante, aunque Pakistán no se queda muy atrás, aunque dudo que de Pakistán podamos sacar alguna historia de balonceso. Nos vemos mañana.

Gracias por el comentario.

Mo Sweat dijo...

Historias de baloncesto, historias de vida... siempre que leo algo así me viene a la cabeza una especie de lema que rezaba la carátula del VHS de los 90 de mi film de baloncesto favorito de todos los tiempos, Heaven is a playground (traducido aquí como Time out).

Decía algo así (hace muchos años que no lo he vuelto a leer): allí el baloncesto no es sólo un juego, es una oportunidad para salir de las calles.

Viene a ser lo mismo, pero llevado a la máxima expresión.

Saludos.

J-Bo dijo...

Deberían tomar nota y hacer campamentos, escuelas, etc., al menos alguna franquicia NBA en Sudán. Seguro que amortizaban su inversión con algún talento NBA.

En realidad, en muchos países del África subsahariana se podría hacerl algo parecido, con la participación de alguna franquicia NBA. Seguro que aportaría mucho tanto a la propia liga con el descubrimiento de jóvenes, como en las comunidades donde se realizase.

costalgaraldals dijo...

Otra lección sobre el baloncesto y la vida, trmendo post Jacobo ¡¡
Me parece durísima la frase "Yo nací en la guerra", como si fuera algo habitual ... de ninguna manera tendria que parecer "normal".

sraly dijo...

Bella historia. En África la puerta del Deporte es vista como un rendija por la que se puede llegar a 'Occidente'. Estos grandes sueños que solo consiguen unos pocos son utilizados por indeseables para 'comerciar' con chavales que juegan con una camiseta desteñida de Iverson o McGrady. Detrás de los sueños hay muchas pesadillas.

Saludos y nos vemos en unas horas

Diego dijo...

La pobreza estrechamente unida al baloncesto en África. Por lo que dices tienes dotes de atleta y saltador, pero no sé si es algo más que eso. Pensaba que Manute estaba todavía vivo, enfermo sí pero vivo,la verdad es que su estado era muy delicado.

Dicky_Torpe dijo...

Gran entrada, una historia genial realmente, gracias

Jacobo Rivero dijo...

@Mo Sweat: Amén.

@J-Bo: No estoy muy puesto, pero parece que NBA Cares hace algunos programas interesantes en África. Otra de las cosas por las que envidiar a la NBA...

@costalgaraldals: Yo cuando leí el artículo me impresione al leer esa frase.

@sraly: Cierto bro. Hay que tener mucho cuidado con este tema. Sólo te digo que en el Estudiantes he visto este año un ejempo vergonzoso de ese tráfico de ilusiones. El Estu no era tanto el responsable, aunque también un poco, como la agencia que le trajo y lo 'vendió'.

@Diego: Manute terminó destrozado física y mentalmente. En Informe Robinson de Canal+ han emitido un reportaje sobre su vida. Creo que es impresionante.

@Dicky_Torpe: Thanks, mucho mérito es de un periódico tan bueno como The New York Times.

Un saludo a todos, y gracias por los comentarios.