domingo, 10 de julio de 2011

Agel Ring, Kech Nguoth, Majok Mangar...

Sudán del Sur es el último país en incorporarse oficialmente a la comunidad internacional. El panorama del territorio que gobierna el cowboy Salva Kiir es desalentador: el 85% de la población analfabeta; el 90% vive con menos de un dólar al día; y la tasa de mortalidad infantil es escandalosa. La división del territorio entre el norte y el sur tiene mucho de conflicto étnico y religioso, pero también, de lucha de intereses alrededor de un petróleo que pretenden muchos tutores externos.


Desde el Acuerdo General de Paz, de 2005, Sudán del Norte y del Sur comparten los ingresos del crudo, pero la amenaza de una nueva guerra no se descarta, toda vez que sobre el terreno parece que esa equidad no se esta cumpliendo y que las tensiones entre los antiguos vecinos -con mezcla de habitantes en uno y otro territorio- no están resueltas. Sudán del Sur tiene otro reclamo, mucho más modesto para la economía, pero motivo de orgullo para el país número 55 del continente africano: el baloncesto.

El lunes 11 de julio, alrededor de los fastos organizados estos días para celebrar la creación de la nueva república, habrá un partido de la nueva selección de baloncesto sursudanesa contra la selección de Uganda en Juba, la recién estrenada capital del país.

Agel Ring es uno de los jugadores veteranos del equipo de Sudán del Sur. Con 30 años refleja las visicitudes que ha vivido su generación. Cuando tenía seis años, él, junto con su familia, caminó durante tres meses a un campo de refugiados en Etiopía. Seducido por las promesas de las comidas regulares y un futuro plagado de victorias, honores, y medallas de hojalata, Ring se unió a una unidad militar del sur. Tenía ocho años y ya era un niño soldado. Una realidad que afecta, según datos de Amnistia Internacional, a cerca de 300.000 menores en todo el mundo. Después de salir de la unidad, se dirigió a un campo de refugiados en Kenia y comenzó a jugar al baloncesto allí. Su capacidad para este deporte, como ocurre con muchos de sus compatriotas de la etnia dinka -una de las más altas del planeta- eran excepcionales.


Kech Nguoth, otro miembro de la selección, de 23 años, también comenzó a jugar el deporte en un campo de refugiados en Kenia. "Quiero hacer algo para la construcción de la paz a través baloncesto" señalaba en un artículo de la agencia japonesa asahi.com. Para ambos esta es una oportunidad para dejar atrás años de guerra y exilio, y que alimenta la esperanza de un mejor tiempo de vida. Para ellos, en buena parte, alrededor del baloncesto.

Hoy mismo, en un artículo publicado en el diario El País, y firmado desde Juba por José Miguel Calatayud, hablaba del espacio para el "optimismo" de los nuevos ciudadanos, y se refería al partido de baloncesto y a Majok Mangar, jugador de 20 años, “una de las mejores promesas del equipo surdudanés de baloncesto”, en palabras del periodista, que señalaba: “en el pasado había muchos problemas y lo cierto es que también ahora. Pero cuando e lunes me vista la camiseta de mi nuevo país y salga a la pista será un sueño hecho realidad y espero que la gente esté orgullosa de nosotros”.


Lo dijo Nelson Mandela con claridad hace años, y sirve para Agel Ring, Kech Nguoth, Majok Mangar, sus familias, sus amigos, y sus vecinos (sean del norte o del sur): “sueño un África en paz consigo misma”.

Sólo queda que aquellos que desde hace décadas mueven los hilos de la gobernabilidad africana en función de sus propios intereses dejen de saquear impunemente el continente.

Entonces habrá también mucho que celebrar.

PD1: En febrero ya escribí sobre el Slam Dunk de Juba, en el artículo titulado 'Mangistu Deng y la cancha Nimra Tilatá', con fotografías del The New York Times. La cancha es la misma donde mañana se disputa el partido contra Uganda.

PD2: Ni que decir tiene que Manute Bol es la gran referencia del basket sursudanés, no sólo por sus tiempos de gloria en la NBA, sino también por ser un firme defensor de la lucha de su pueblo. Fallecido Manute, el jugador de Chicago Bulls, Luol Deng es el héroe indiscutible del nuevo país, que además cuenta con una lista de jóvenes promesas algunas de las cuáles ya están probando suerte en universidades de EEUU.

10 comentarios:

antón dijo...

muy bueno el articulo jacobo!!!

la verdad es q la situación de afrika tiene una muy dificil solución...sobre todo e paises con tensiones etnicas y guerras q como todas al final tienen un trasfondo económico...

y ya nos es sólo la relación del llamado mundo desarrollado con afrika lo q le está jodiendo, el tema de la corrupción es uun problema enorme tb...

pd.: yo etse verano me voy piso por 1ª vez afrika continental...me voy 20 días a malawi con mi moza...ya os contaré!!!

saludos forza estu y noraboa por el blog!!!

sraly dijo...

El baloncesto puede servir en Sudán del Sur como un pequeño motor nacional para impulsar la unión ante el reto de un país sumido en la maraña de discriminación e intereses que es África. En los valores del baloncesto se encuentra la esperanza y la solidaridad, algo necesario para el pueblo de Sudán del Sur... bueno, de todos.

Saludos desde Puertatrás

Alejandro Díaz Triguero dijo...

Nace ahora y ya tan pobre, tan fallido, tan destinado a la Guerra Civil. Desde ya podemos hablar del país más pobre del Mundo, pero como suele pasar, uno de los que posee mayores fuentes económicas (petróleo) de toda África. Habrá que ver quién realmente controla todo esto, cómo se administra el rencor étnico y religioso de la mayoría católica del sur frente a la minoría musulmana que permanezca. ¿Un nuevo caso de India? Esperemos que no.

Como dices, el baloncesto puede ser una buena válvula de escape (vivan los lugares comunes) para muchos jóvenes, tomando como ejemplo a Manute (también a Deng, aunque el futuro de estos chavales está lejos de la aristocracia de Luol).

Podemos dar por completada la Trilogía de Sudán del Sur, empezada hace unos meses.

Este Majok Mangar es el mismo Atek Major que jugó en UConn y drafteado este año, supongo.

Saludos y larga vida a Sudán del Sur

Jacobo Rivero dijo...

@antón: Pues mucha suerte y ya nos contaras qué tal en Malawi. Investiga si hay algo de baloncesto. África es un continente apasaionante, víctima -en general- de la falta de conciencia de sus gobernantes, miserablemente consentidos, apoyados, y tutelados desde el exterior.

@sraly: He leído en twitter -lo has colgado tu- que Luol Deng había aprovechado estos días para hacer un clinic con jugadores jóvenes. Una muestra de que el basket puede ser útil para formar jugadores que luego serán formadores. Quizá estamos hablando de un país que puede ser una futura potencia del basket mundial.

@Almanzor: Triología completada ;-) Aunque seguro que volvemos a escribir sobre su basket o sobre alguno de sus jugadores.

Un saludo a todos, y gracias por los comentarios.

costalgaraldals dijo...

Cuando acabará la explotación foranea de Africa ??
Un continente con tantos recursos no puede ser maltratado de por vida.

Mo Sweat dijo...

Impagables estos artículos que arrojan algo de luz sobre ese otro baloncesto... por decirlo de alguna forma.

Grandes la palabras de Mandela, pero difíciles de hacer realidad... por la puñetera naturaleza del ser humano.

Saludos.

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho tu artículo,pero nada,absolutamente nada va a cambiar la situación de Africa,estaría en manos de los políitcos,de los traficantes de diamentes de armas,de los especuladores de crudo,LAS POTENCIAS.
No interesa,habría que repatir el pastel.Es mas facil y mas barato envenenar la cabeza de un niño,generar odio hacía su pueblo vecino,que enseñarle a pensar a ser libre a través de la educación,del conocimiento.
Los niños deberian de ser la esperanza,pero no están en buenas manos.
Ojalá un partido de baloncesto,una fundación musical(Barenboim lleva años intentandolo en Palestina e Israel)pudieran hacer algo.Son detalles,son gestos de humanidad que nos conmueven,pero no está ahí la solución.

marta dijo...

soy la anonima,es que soy nueva en esto,un desastre,disculpassss

Jacobo Rivero dijo...

@marta: Esta claro que es difícil que se produzca un cambio en África porque los intereses externos no lo van a permitir. Cuando estuve, hace muchos años, en Kenia aprendí que las lógicas de gobernabilidad que se imponían desde occidente (desde las 'antiguas' colonias o el FMI) eran extrañas y distintas a las necesidades de los pueblos. Allí se veía la necesidad de un líder, que, como Mandela en su día o Nyerere en Tanzania habría su propia vía al desarrollo africano. Habrá que esperar a las 'revueltas africanas'.

Un saludo y muchas gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

Diga me Como alto son todo jugadores baloncesto de Sudan?