jueves, 7 de julio de 2011

Peter Falk, y el basket en Sing Sing

El teniente Colombo era un tipo rodeado de misterios, tras su ojo de cristal se ocultaba un personaje construido a base de enigmas que hoy parecen imposibles, en la pantalla y fuera de ella. El detective, que interpretó Peter Falk durante años, era despistado, desordenado, no muy celoso con la higiene, y algo olvidadizo, pero siempre terminaba por localizar al culpable.


Falk nació en el Bronx (Nueva York) en 1927, en una casa próxima al estadio de los Yankees, en una familia judía de origen polaco-rusa donde el trabajo siempre fue considerada una virtud, y donde nadie les regaló nada. Por eso, cuando Peter Falk se presentó, a finales de los años '50, ante el productor Harry Cohn -entonces jefazo de Columbia- y este le dijo “por el mismo precio tengo un actor con dos ojos”, Peter no se rindió, y decidió probar suerte en el teatro antes que renunciar a su carrera de actor. Tras pasearse por la mayoría de los escenarios neoyorquinos de la época, llegaría su oportunidad en 1961, como actor de reparto en El sindicato del crimen, que le supondría una nominación como actor secundario en los Oscar.

Antes de llegar a ese momento Falk ya había probado otros oficios y suertes, como cocinero en la marina mercante, o como anticipado backpacker por Europa, en plena posguerra mundial. En su etapa de colegial, Peter Falk, había estudiado en el Ossining High School. Un centro situado muy cerca de la mítica prisión de Sing Sing.

"Muchos de los niños con los que crecí tenían padres que trabajaban en esa prisión como guardias”, comentó el actor en su autobiografía. Falk jugaba en el equipo de baloncesto del instituto, y, a pesar de su escasa altura y su ojo de cristal -consecuencia de un tumor que tuvo a los tres años-, era un base jugón. Un apasionado del deporte y en especial del baloncesto.

“Un día fuimos a jugar un partido contra un equipo de baloncesto de la prisión de Sing Sing”, comentó Falk en una entrevista, para añadir circunspecto: “they killed us”.

Una vez instalado en el mundo del cine, Peter Falk pudo presumir de tener buenos colegas. Nada menos que John Cassavetes y Wim Wenders. Al primero lo conoció durante un partido entre los New York Knicks y Los Ángeles Lakers celebrado en L.A a finales de la década de los '60. Después del encuentro disputado en el Forum -la anterior cancha de los Lakers antes del Staples- ambos se marcharon a comer juntos, y tras el café, empezaron a barruntar la posibilidad de trabajar juntos. Fue el principio de una gran amistad.

John Cassavetes y Peter Falk

Cassavetes (1929) también neoyorquino, y con familia de origen griego, sería más tarde considerado el padre del cine independiente estadounidense. Con él, Falk, grabaría Maridos (1970), Una mujer bajo la influencia (1974), o Un hombre en apuros (1985). A ambos les gustaba el baloncesto, y disputar juntos partidos de 1x1. “Con él se podía sentir siempre la intensidad y la inmediatez”, señaló Falk sobre Cassavetes. Con Win Wenders (1945), Peter Falk rodaría Cielo sobre Berlín (1987) o Tan lejos, tan cerca (1993). Un trio muy peculiar que vivía alejado del glamour y la vida en sociedad de Hollywood.

Pero evidentemente, el papel por el que todo el mundo recordará a Falk será el del teniente Colombo, aquel que con su grasienta gabardina, su puro en la boca, y su destartalado Peugeot 403, entraba y salida de la escena del crimen descolocando a inocentes y culpables.

“Solo una cosa más...”, la escuela Ossining sigue existiendo, y aunque Sing Sing ya no es lo que era (tras un motín en 1983 se redujó considerablemente el número de reclusos), la cárcel situada al norte de NYC, junto al río Hudson, mantiene una preciosa cancha de baloncesto a la que, a primera hora de la mañana y última de la tarde, un recluso pasa la mopa a diario para darle brillo. Allí donde Peter Falk jugó de chaval, intentando repartir asistencias y encestar canastas ante un grupo de tipos duros que le dieron leña sin disimulo, sabiendo que jugaban contra el colegio de los hijos de sus guardianes. La lógica de la prisión, en un tiempo especialmente oscuro en cuanto a injusticias carcelarias, no permite que unos mocosos vengan a tu cancha para ganarte un partido de baloncesto.

Aquello ocurrió mucho antes de el actor falleciera a los 83 años en su casa de Beverly Hills, con un batín de seda, con dos Oscar y numerosos Emmys junto al mueble bar, enfermo de alzhéimer, y con síntomas de demencia...

PD: Por cierto que José Feliciano visitó la cárcel de Sing Sing.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Era un pedazo de actor, para mí, que de adolescente no me perdía ni un capítulo de "Colombo", uno de los mejores actores que he visto, de esos que llenan la pantalla por sí solos, poseedores de una personalidad tan especial que se te graban en la memoria y jamás los olvidas... descanse en paz...

costalgaraldals dijo...

Recuerdo que me enganché a Colombo por mi padre, era un fijo en la "programación" en mi casa.
Descanse en paz.
Interesante, muy interesante el post, desconocia por completo su afición por el baloncesto.
PD: ¿Casualidad? la última palabra del post es Demencia ...

sraly dijo...

¿Dígame doctor. Cada vez que leo Sputnik, me pasa una cosa muy rara. Debe ser una enfermedad. Me arodillo en el suelo, extendiendo mi cuerpo sumiso sobre la plana superficie y elevo y rebajo mis brazos largos en plena sumisión. ¿qué me pasa doctor? La demencia Sputnik me corroe las venas.

The House is Coming.

http://www.youtube.com/watch?v=mmdPQp6Jcdk

Jacobo Rivero dijo...

@Anónimo: Tu lo has dicho, "de esos que llenan la pantalla por sí solos". Un bien bastante escaso en estos días de equidad metrosexual...

@costalgaraldals: La casualidad no existe amigo. Mucha suerte con tu blog, no te rindas que merece mucho la pena.

@sraly: Estas tienen que ser nuestras noticas de obituario en La Mansión. Tus elogios son producto del calor.

La Demencia tiene que ver mucho con todo esto.

Un saludo, y gracias por los comentarios.

Alejandro Díaz Triguero dijo...

No era muy fan de Colombo, que no de Peter Falk. Tal fuera por lo desordenado y arapiento, pero Falk era un gran actor y como cuentas, tuvo que pasarlo bastante mal antes de llegar al estrellato.

Pues encima, le gusta el baloncesto. Es decir, que una vez más muere "uno de los nuestros".

Saludos!

Anónimo dijo...

Como mola leer de baloncesto y cine. Felidades por el blog.

Jacobo Rivero dijo...

@Almanzor: Un tipo de actor que ya es casi imposible que aparezca. Efectivamente, uno de los nuestros.

@anónimo: Obrigado.

un saludo, y gracias por los comentarios.