Tomás Fernando Flores, nuevo director de Radio 3 tras los últimos cambios en RTVE, justificaba el cese del programa Carne Cruda señalando que se producía porque “ni cabe en Radio 3 ni se corresponde con el rigor necesario en una emisión pública”, además de señalar que el programa que dirigía Javier Gallego es, en su opinión, “sensacionalista” y propio de una “radio pirata”.
En una época en que desgraciadamente las opiniones cuentan más que los argumentos, la confirmación de algo que parecía previsible en los últimos tiempos es un jarro de agua fría a los oyentes de Radio 3, por más que alguien quiera pensar que los damnificados son sólo aquellos que gustan de las Radios Piratas. Emisiones que por cierto, tienen la virtud de estar realizadas por lo general por amantes voluntariosos de la radio. Un formato en recesión en estos tiempos de monopolios comunicativos.
En 1977 Las Ediciones de La Piqueta publicaba un pequeño libro titulado De qué va el rock macarra, escrito por Diego A. Manrique. En el texto, el conocido 'crítico musical' señalaba que “las formas que mejor representan la experiencia de vida urbana de un altísimo porcentaje de los jóvenes son aquellas que acentúan los elementos tradicionales del rock: volumen, ritmo pesado, agresividad, tensión, impacto, rebelión, sexo, desafío, identificación entre músicos y público...”
En la misma colección publicaba en esos años Jesús Ordovas un libro titulado El Rrollo. Dos autores que seguro muchos oyentes echaran en falta en la actual Radio3, atacada por las derivas hacia el predominio de las músicas del mundo, entendidas estas desde un concepto amplio del término y no sólo desde su acepción discutible como estilo; el buenismo humanitario a golpe de susurro y retórica bienintencionada; o la cadencia plomiza de los locutores recargados en su propia sabiduría, con escasa chispa en su oratoria e incapacidad para transmitir. Poco queda de aquella Radio3 que enganchó con el público a golpe de calidad musical y personalidad propia no hace tanto.
En pleno Siglo XXI se cierre un programa como Carne Cruda que precisamente retornaba a esas características. Milton Mezzrow, músico de jazz que complementaba su virtuosismo tocando el clarinete con oficios como contrabandista y “traficante de la mejor marihuana de Harlem”, señalaba en 1927 lo aburrido que sería “para cualquier músico con alma permanecer sentado en la cadena de montaje de una sinfónica. […] En el diccionario de cualquier músico de jazz, sinfonía significa esclavitud. El jazz y la libertad son sinónimos”.
La sinfonía ahora debe ser el “rigor necesario en una emisión pública”, y la actitud de Javier Gallego un reproche frente a los que pretenden que vivamos en sociedades de marionetas que se mantengan con mayor o menor gracia en la cadena de montaje. En la nueva RTVE ya no hay margen para el periodismo de voz propia, aquello fue un espejismo democrático efímero. Se ha regresado a la lógica de que las reglas las impone el dueño del balón. Desdichado tiempo en el que las expresiones disonantes se quieren limitar a un buzón de voz. Por mucha indignación que haya, nunca habrá respuestas, habla chucho que no te escucho. Las opciones que nos quedan las barruntó Lou Reed en Perfect Day: “damos de comer a los animales del zoo. Después una película y luego a casa”. Terrible paisaje.
Me queda la duda de si el “sensacionalismo” se refiera a la música o al mensaje del locutor. Igual es que, utilizando las teorías de Manrique hace 35 años, ya no es el momento ni del “impacto” musical ni mucho menos de la “identificación entre músicos y público”, cualidad que había logrado Javier Crudo en estos tres años en las ondas de Radio3. Y es que Carne Cruda se realizaba desde la calidad técnica y la independencia. Poco mérito en una sociedad narcotizada a golpe de radio fórmulas y mediocridad informativa. La determinación de los oyentes para apoyar el programa en redes sociales y a pie de calle es una muestra de que lo que se pierde es mucho para una parte de la población. Algo que casa mal cuando el “interés público” es que todos podamos ver el fútbol y cantar los goles cuando lo diga el locutor.
Otra avión que se marcha a no sabemos dónde. Siempre nos quedará París.
PD1: Aquí dejo el programa que se emitió el 22 de agosto pasado para hablar de mi libro 'El Ritmo de la Cancha', una grabación que fue un lujo gracias a la atención y el cuidado de Javier Gallego.
En una época en que desgraciadamente las opiniones cuentan más que los argumentos, la confirmación de algo que parecía previsible en los últimos tiempos es un jarro de agua fría a los oyentes de Radio 3, por más que alguien quiera pensar que los damnificados son sólo aquellos que gustan de las Radios Piratas. Emisiones que por cierto, tienen la virtud de estar realizadas por lo general por amantes voluntariosos de la radio. Un formato en recesión en estos tiempos de monopolios comunicativos.
En 1977 Las Ediciones de La Piqueta publicaba un pequeño libro titulado De qué va el rock macarra, escrito por Diego A. Manrique. En el texto, el conocido 'crítico musical' señalaba que “las formas que mejor representan la experiencia de vida urbana de un altísimo porcentaje de los jóvenes son aquellas que acentúan los elementos tradicionales del rock: volumen, ritmo pesado, agresividad, tensión, impacto, rebelión, sexo, desafío, identificación entre músicos y público...”
En la misma colección publicaba en esos años Jesús Ordovas un libro titulado El Rrollo. Dos autores que seguro muchos oyentes echaran en falta en la actual Radio3, atacada por las derivas hacia el predominio de las músicas del mundo, entendidas estas desde un concepto amplio del término y no sólo desde su acepción discutible como estilo; el buenismo humanitario a golpe de susurro y retórica bienintencionada; o la cadencia plomiza de los locutores recargados en su propia sabiduría, con escasa chispa en su oratoria e incapacidad para transmitir. Poco queda de aquella Radio3 que enganchó con el público a golpe de calidad musical y personalidad propia no hace tanto.
En pleno Siglo XXI se cierre un programa como Carne Cruda que precisamente retornaba a esas características. Milton Mezzrow, músico de jazz que complementaba su virtuosismo tocando el clarinete con oficios como contrabandista y “traficante de la mejor marihuana de Harlem”, señalaba en 1927 lo aburrido que sería “para cualquier músico con alma permanecer sentado en la cadena de montaje de una sinfónica. […] En el diccionario de cualquier músico de jazz, sinfonía significa esclavitud. El jazz y la libertad son sinónimos”.
La sinfonía ahora debe ser el “rigor necesario en una emisión pública”, y la actitud de Javier Gallego un reproche frente a los que pretenden que vivamos en sociedades de marionetas que se mantengan con mayor o menor gracia en la cadena de montaje. En la nueva RTVE ya no hay margen para el periodismo de voz propia, aquello fue un espejismo democrático efímero. Se ha regresado a la lógica de que las reglas las impone el dueño del balón. Desdichado tiempo en el que las expresiones disonantes se quieren limitar a un buzón de voz. Por mucha indignación que haya, nunca habrá respuestas, habla chucho que no te escucho. Las opciones que nos quedan las barruntó Lou Reed en Perfect Day: “damos de comer a los animales del zoo. Después una película y luego a casa”. Terrible paisaje.
Me queda la duda de si el “sensacionalismo” se refiera a la música o al mensaje del locutor. Igual es que, utilizando las teorías de Manrique hace 35 años, ya no es el momento ni del “impacto” musical ni mucho menos de la “identificación entre músicos y público”, cualidad que había logrado Javier Crudo en estos tres años en las ondas de Radio3. Y es que Carne Cruda se realizaba desde la calidad técnica y la independencia. Poco mérito en una sociedad narcotizada a golpe de radio fórmulas y mediocridad informativa. La determinación de los oyentes para apoyar el programa en redes sociales y a pie de calle es una muestra de que lo que se pierde es mucho para una parte de la población. Algo que casa mal cuando el “interés público” es que todos podamos ver el fútbol y cantar los goles cuando lo diga el locutor.
Otra avión que se marcha a no sabemos dónde. Siempre nos quedará París.
PD1: Aquí dejo el programa que se emitió el 22 de agosto pasado para hablar de mi libro 'El Ritmo de la Cancha', una grabación que fue un lujo gracias a la atención y el cuidado de Javier Gallego.
PD2: Mucho me temo que esto es un nuevo empujón en la dinámica de acabar con Radio3 por la exterminadora política del aburrimiento. Arma de notable éxito en estos últimos años. Suerte a los que siguen y valen.
15 comentarios:
Solo quería aprovechar cualquier entrada para felicitarte por tu libro.Se, por experiencia, el esfuerzo y trabajo que late detras.Un saludo.
@Ernesto: Muchas gracias, un abrazo grande y espero nos volvamos a ver pronto.
gran articulo Jacobo.
Jacobo, aquí Javier Gallego. No sólo te debo un partido de basket. Ahora te debo también un abrazo. Y otro programa juntos en cuanto Carne Cruda vuelva donde sea que vuelva. Gracias por el artículo. Y por citar a Ordovás y Manrique, dos referentes para mí, y a Mezz Mezzrow que también es una debilidad mía (como creo que ya viste cuando lo pinchaste en el programa). Como sé que te encanta el jazz, te dejo un artículo que escribí sobre Mezzrow y el jazz para Carne Cruda: http://blog.rtve.es/carnecruda/2012/04/la-rabia-de-vivir.html. Espero que te guste. Te llamo pronto. Un abrazo, Javier Crudo
Se lo han comido así, como carne cruda. Es una señal más, como los detalles en los que Hari Seldon vio que el Imperio Galáctico se desmoronaba. Si nos dejamos, estamos perdidos.
Jacobo ¿sigue tu libro en librerías? No lo compré en su día y quiero leerlo. Un abrazo.
Creo que la mayoria de los oyentes de Carne Cruda nos temiamos que con la llegada de septiembre perderiamos esa ventana de aire fresco en nuestra emisora favorita. Una lástima. Espero que encuentre pronto alguna frecuencia en el dia.
Jacobo aprovecho para decirte que me estan gustando las historias de "El ritmo de la cancha"
snif, :( que duro que me está siendo la carne carbonizada del siglo 21. Gran artículo Jacobo! aprovecho para felicitarte por el gran programa en la Carnicería
@Ardibeltz: Muchas gracias.
@Crudo: Intuyo que esto puede ser el principio de una gran amistad. El artículo sobre Mezzrow una gozada. Hablamos en breve.
@CuriosaHistoria: Buena comparación. El libro sigue en librerías, si estas en Madrid te recomiendo tres: Traficantes de Sueños, La Buena Vida o La Marabunta. También se puede adquirir en FNAC Callao o por Amazon... Sea como sea muchas gracias por el interés.
@Paco Sánchez: Lo peor de estas cosas es que aunque lo intuyes terminas creyendo que el género humano no será tan mezquino. Yo la verdad es que no me esperaba que Flores cayera tan bajo.
Me alegro que te guste el libro, ya me contaras, admito también críticas ;-)
@manu: El programa salió bien porque la sintonía con Javier fue inmediata. Me temo que el Siglo XXI tiene pinta de venir espeso y regresivo...
Un saludo a todos, disculpar el retraso en contestar (problemas de conexión) y muchas gracias por los comentarios.
Como bien dices el dueño del balón es el que manda...una pena la eliminación de "Carne Cruda", criminalicemos la disidencia entonces y volvamos a cantar en el patio del colegio con el brazo en alto, ya lo dijo Goering: "la patria está en peligro", siempre funciona.
Un abrazo Jacobo!!!
@Charlie Jiménez: A este paso terminaremos hablando con libertad mientras remamos en las galeras. Eso sí, pidiendo permiso al del látigo.
Un saludo y gracias por el comentario.
Cada día me tragaba carne cruda. Cada día!! Incluso escuché el programa en el que te entrevistó contando todas las anécdotas sobre tus viajes,...
Tengo que reconocer que más de una vez pensé: "A este tío se lo van a cargar" y lamentablemente ha tenido que llegar.
Me cago en todo lo que se menea. Así no vamos a ningún lado. Estamos estancados en una sociedad sin valores y en lo único que cuenta son las apariencias.
Un saludo Jacobo y viva la carne cruda.
Muy buen artículo, muy bien escrito...
A Javier se lo han querido quitar de en medio porque es una clara amenaza, porque es un tío que cala y sus ondas llegan a muchos de nosotros.
@drazgon: Me temo que las posibilidades de supervivencia son mínimas. Habrá que buscar o construir otras islas.
@anónimo: Cuando lo que se persigue es el silencio de los corderos, molesta mucho cualquier sonido. El de Javier además era de calidad.
Un saludo y muchas gracias por los comentarios.
El mejor artículo que he leído al respecto del cierre de Carne Cruda. Enhorabuena.
@Anónimo: Muchas gracias.
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