“Si usted pone su esfuerzo y la concentración en jugar con su potencial, para ser el mejor que pueda, no me importa lo que diga el marcador. Al final del juego, en mi libro, seremos los ganadores”Coach Dale (
Gene Hackman)
Hoosiers.
La Universidad de
Butler ha roto todos los
brackets posibles. Ni siquiera
el chico autista de Chicago pudo predecir que el equipo de
Indiana llegaría tan lejos. Como algunos comentaristas apuntan, éste año, el
March Madness esta resultando uno de los más sorprendentes de los últimos tiempos. Y eso es bueno. Sobre todo si eres seguidor de un equipo como
Butler.
Coach Brad Stevens, Butler UniversityAyer frente a
Syracuse, otra de las favoritas en las apuestas, los
Bulldogs hicieron gala de su particular estilo. Ataques largos (en la
NCAA el tiempo de posesión es de
35 segundos, en vez de los
24 de la
NBA y la
ACB), buscando buenas posiciones de tiro, y, especialmente frente a
Syracuse, tranquilidad para romper la defensa en zona de los
Orange.
Butler nunca tiene prisa, a veces ni siquiera en opciones de
contrataque se la jugaron.
A pesar de iniciar el partido ganando, los de
Indiana habían ido poco a poco perdiendo la iniciativa. No hubo nervios ni imprecisiones, ninguna alteración en su
dirección de juego en un momento histórico para la
Universidad. A falta de 2:35 volvieron a ponerse por delante en el marcador y ya no se bajaron hasta el final del encuentro. Una nueva
locura, especialmente significativa viniendo de un equipo como los
Butler Bulldogs que entrena
Brad Stevens.
Stevens no da la imagen de tipo duro que representa
Hackman en
Hoosiers, quizá la película más conocida sobre un equipo de
baloncesto. Con sólo
23 años entró en el
staff técnico de
Butler, en la temporada 2000/2001. Desde el 2007 es el entrenador principal del equipo de
Indiana. Empezó desde abajo, primero como voluntario en las oficinas, y luego como “coordinador de operaciones de baloncesto” con
Thad Matta, actual entrenador de
Ohio State. En el
2001 se le nombró asistente de
Todd Lickliter, hasta que éste pasó a entrenar a
Iowa en 2007 y
Stevens asumió el puesto de entrenador principal con tan sólo 30 años. Al igual que
Matta y
Lickliter (que también fueron jugadores de los
Bulldogs), él fue antes asistente, una tradición muy parecida a la que ocurría hace años en el banquillo de
Estudiantes. El segundo suple al primero.
Lo comentaba en
The New York Times, antes del inicio del torneo, el periodista
John Branch en un
artículo titulado
It's the Bricks That Make Butler Basketball Special (Son los ladrillos lo que hace especial el baloncesto de
Butler): “
Butler llama la atención porque gana,
discretamente”. El título del reportaje hacia referencia a
Hinkle Fieldhouse, la cancha de juego de los Bulldogs, que “parece un hangar para aviones de ladrillo rojo”, situada en lo alto de una universidad, fundada en
1855, con cierta tradición liberal.
Para
Branch,
Butler “sin incorporaciones nacionalmente reconocidas, ni entrenadores de largo prestigio, sin una gran base de hinchas, ni mucha atención mediática -ni siquiera local-, se ha convertido en una
Gonzaga del
mediooeste”. Y añadía, “en un Estado donde gusta el baloncesto de pueblo,
Butler parece más
Indiana que
Indiana University,
Purdue, o
Notre Dame, o cualquier otra universidad.”
Indiana, principal productor de trigo y maíz de
EEUU, es uno de los lugares con mayor tradición de
baloncesto del país.
Sin embargo el partido más famoso disputado en el
Hinkle Fieldhouse no fue un partido de
Butler, sino el del pequeño colegio
Milan, cuando venció, en
1954, a
Muncie Central en la final del torneo de
high school de
Indiana. Un resultado inesperado que sirvió como inspiración para la película
Hoosiers, y cuya final fue rodada en la cancha de
Hinkle.
Gordon Hayward en el centro de la imagenLa filosofía de
Butler (
“The Way Butler”) son parecidas a las que trata de trasmitir la película: juego de equipo y sacrificio. De allí no ha salido ningún jugador para la
NBA en décadas. Algo que también puede cambiar con
Gordon Hayward, un espigado chico blanco de poco más de dos metros, que junto con el resto del equipo han decidido llamar la atención de los seguidores de la
NCAA. Su intención es plantarse en la final de
Indeanápolis, precisamente la capital del estado de
Indiana.
Si lo consiguen,
Brad Stevens podrá emular a
Gene Hackman, recordando a sus chicos que las medidas del campo son las mismas que en su querido
Hinkle Fieldhouse de ladrillos rojos. Una muestra de que en baloncesto cualquier cosa puede ocurrir, sólo hay que
creer en ella.
PD1: Con éste artículo inicio una etapa de colaboración periódica con la web
Basketamericano.com